🔍 La Casa del Zumbido 🕯️
Una historia sobre la curiosidad, la soledad y los pequeños milagros escondidos en el ruido.


1. El misterio en el desván
En un tranquilo barrio donde todos los tejados tenían musgo y los gatos dormían sobre los coches sin que nadie los molestara, existía una casa antigua que llevaba años cerrada. Sus persianas estaban siempre bajadas, y sus ventanas parecían no parpadear nunca.

Pero cada noche, justo al filo de la medianoche, se escuchaba un zumbido. Un zumbido constante, leve, como el de un insecto eléctrico, o el que haría una radio vieja buscando una estación que ya no existe.

Los vecinos decían que era un transformador. Otros aseguraban que vivía allí un inventor loco. Nadie lo sabía. Nadie quería entrar.

Nadie, excepto Lucio, un niño curioso de diez años con una linterna roja y más preguntas que miedo.


2. La búsqueda del sonido
Lucio esperó una noche sin luna y se coló por una rendija de la verja. La puerta principal crujía como si hablara en otro idioma, y el interior olía a polvo de hace décadas y a recuerdos cerrados.

Subió lentamente al desván siguiendo el zumbido, que se volvía más fuerte a cada paso.

Allí, entre cajas cubiertas con mantas, encontró un aparato extraño: un teléfono de baquelita negra con un cable largo y delgado que no parecía conectado a nada… pero que zumbaba. Zumbaba como si alguien del otro lado quisiera hablar.

Lucio, temblando pero fascinado, descolgó el auricular. Y escuchó…
—¿Hola?… ¿hay alguien?


3. Una voz del pasado
Del otro lado respondió una voz anciana y dulce, con acento desgastado.
—¿Hola? ¿Es usted el encargado de correos? ¿Puede decirle a mi nieta que la extraño? Me llamo Antonia. Esta es mi línea de los recuerdos…

Lucio, perplejo, no supo qué decir. Solo escuchaba. Antonia hablaba como si no supiera que los teléfonos modernos ya no hacían “clics”, ni tenían rueda, ni cables. Hablaba de cartas, de cumpleaños, de veranos en la playa y de un gato llamado Rómulo.

Cada noche, Lucio volvía y escuchaba. Nunca respondía. Solo anotaba.


4. El descubrimiento
Un día, entre los objetos del desván, encontró una caja llena de cartas jamás enviadas, todas dirigidas a una tal Marina, con sobres de colores y dibujos en los márgenes.
Lucio buscó en el pueblo. Preguntó. Y una señora en la panadería, con ojos vidriosos, le dijo:
—Marina… era mi madre. Su abuela era Antonia. Murió hace más de 30 años.

Lucio no sabía cómo explicarlo. Solo entregó la caja.


5. El silencio y el milagro
Esa noche, al volver a la casa, el zumbido ya no estaba.

En su lugar, el teléfono emitía un leve susurro… como un suspiro satisfecho.

Lucio descolgó por última vez. Y escuchó solo una frase:
—Gracias, pequeño.


🌟 A veces, los ecos del pasado solo necesitan un corazón atento para encontrar su lugar. Escuchar también es una forma de amar. 📞✨


A veces, el pasado solo necesita que alguien escuche.


¡Gracias por leer “La Casa del Zumbido“! Esta es una historia de una serie creada para lectores ávidos y estudiantes de español que desean disfrutar de relatos cautivadores mientras practican el idioma. ¡Sigue atento para más historias y consejos de lenguaje que enriquecerán tu aprendizaje!

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💭✨💫

Cuando el mundo pierde su brillo, tu mente vaga inquieta o tu corazón carga un peso invisible, deja que una historia abra la puerta a lo imposible. Solo una página, una frase, una palabra… y de pronto estás en otro universo, donde la imaginación pinta lo ordinario con colores de ensueño y transforma los instantes más simples en pura magia.


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